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LABIOSGLOSS

FALL ANGEL

FALL ANGEL

A veces las expectativas hacen que la diferencia entre lo que esperas y la realidad resulte decepcionante...

 

Otras veces, las expectativas, por altas que sean, no sólo se cumplen, sino que resultan ser infinitamente mejores...

 

Y él lo ha conseguido.

 

Le abrí la puerta con los nervios a flor de piel, con la excitación contenida y las dudas lógicas de una primera cita. Pensando incluso si no estaría equivocada, si no había sido un error citarle directamente en casa... Sin embargo, tras ella encontré una sonrisa franca y unos ojos impacientes, cierta calidez en su forma de moverse, y mucha seguridad. Porque el primer contacto tras el primer “hola”, tal y como le pedí, fue un abrazo que me calmara. Necesitaba sentir a través de ese abrazo su esencia, sentirme cómoda para poder continuar la velada, sentir que aquel desconocido en realidad no era tal cosa, y que nuestras conversaciones, en cierto modo, nos habían ayudado a conectar.

 

Y efectivamente, me rodeó con sus brazos, acercó su cuerpo al mío y apoyé mi cabeza en su pecho. Podía notar su respiración como supongo él podía sentir la mía. Noté su cabeza introducirse en el hueco de mi cuello, y su respiración en él.

 

Mientras, su brazos habían ido bajando de los hombros y la espada a mi cintura, y una de sus manos empezaba a bajar por mi costado a mi cadera, y de ahí al muslo, para subir ligeramente el vestido y tocar mi piel. Ahora, sus labios rodeaban mi cuello hacia mi mandíbula, y buscaban los míos. Y nos besamos al mismo tiempo que su mano ascendía de nuevo, ya bajo la tela del vestido, hacia mi pubis, retirando delicadamente mi ropa interior e introduciéndose poco a poco en mi sexo, acariciando mi clítoris. Instintivamente, abrí un poco más las piernas para permitirle total acceso a mi humedad...

 

Con su otro brazo, agarró una de mis piernas y la subió hasta su cadera, para rodearle con ella, y así, indirectamente, quedar mucho mas pegado a mí. Podía sentir su excitación y la mía iba en aumento.

 

De ahí, la elección fue muy sencilla... ni podíamos ni queríamos parar en ese momento, le tomé de la mano y fuimos al dormitorio. Apenas la luz de las velas de la entrada y la luz nocturna de la ciudad iluminaba la habitación. No necesitábamos nada más, porque era el tacto el único sentido que queríamos experimentar en ese momento...

 

Le tumbé sobre la cama y me puse sobre él, mientras nuestras manos exploraban al otro, mientras nuestros labios se saboreaban, mientras nuestras respiraciones se entremezclaban... Podía sentir mi sexo totalmente mojado, esperando lo que ambos sabíamos que sucedería desde hacía días...

Y sentir cómo sus dedos entraban en mí, sin hablar, despacio, me volvió loca de placer.

Y retozamos y nos dimos el uno al otro, como un ritual más para conocernos. No hacían falta palabras, ya habíamos hablado mucho antes, ahora queríamos sentirnos...

 

Y tras esa presentación, decidimos recuperar el control y volver al plan previsto: una agradable cena, un buen vino, y una conversación entretenida.

 

Cuando llegó el momento del postre, me acerqué a la cocina a por el helado que había comprado para la ocasión. Él se ofreció a recoger conmigo... pero una vez allí, se colocó detrás de mí, me apartó el pelo del cuello y lo besó, agarrando mis pechos con sus manos, haciéndome perder el control de nuevo. Y entonces, para mi sorpresa, me giró, me levantó y me colocó sobre la encimera, y así, tras tocarme y asegurarse de que estaba lista, empezó a jugar con mi sexo y a volverme loca, una vez más, mientras me aferraba a sus hombros y su cuello y notaba sus dedos entrar muy dentro de mí.

 

De ahí al sofá, y en él, el helado... una cucharada de helado sobre mi pecho, justo sobre el pezón, resbalando por mi costado, y su lengua recorriendo el camino que dejaba al deslizarse, derritiéndose al mismo tiempo que yo me deshacía de gusto...

 

Y cuando pensaba que el momento no podía se más erótico, cuando incluso me había hecho gemir como nunca al lamer mi sexo con un hielo sobre él, dentro de él, una sorpresa más: las esposas, unas muñequeras que se unían entre sí y que me colocó mientras yo prometía ser buena y obedecer... Y sólo el hecho de sentir mis movimientos limitados, me produjo un indescriptible placer, una excitación que no recordaba haber sentido en mucho tiempo...

Y tumbada sobre el sofá, con mis manos sobre mi cabeza y su cuerpo sobre el mío... decidí dejarme hacer mientras él se dedicaba completamente a mí.. y yo no podía hacer nada salvo sentir y disfrutar de todas aquellas sensaciones...

 

Los minutos pasaban dedicados el uno al otro, cambio de escenario incluido cuando decidimos que necesitábamos más espacio y nos fuimos al dormitorio, y allí, sobre mis sábanas negras, con mi piel blanca contrastando sobre ella, le dejé comenzar de nuevo, empezando por un sensual masaje con aceite que nos dimos el uno al otro, y que me ayudó a desconectar del mundo.

 

A lo largo de la noche me hizo sentir cosas que jamás había experimentado, desde la maestría de sus manos a la calidez de su boca, la fuerza de su sexo llenándome por completo... la entrega de quien disfruta tanto dando placer que se dedica en exclusiva a la otra persona. Y yo, dejándome mimar...

 

La ducha juntos antes de intentar dormir un rato, cuando ya eran las cinco de la madrugada, nos llevó de nuevo al juego erótico de un nuevo entorno: el agua resbalando por nuestra piel, enjabonándonos, limpiándonos y ensuciándonos mutuamente... y yo, arrodillada frente a él, lamiendo su sexo de nuevo imponente ante mí, hasta sentir como su mirada se perdía y se dejaba ir, dándome toda su fuerza y placer contenidos...

 

Y así, recién duchados, nos relajamos uno junto al otro para poder dormir un rato y recuperar fuerzas.

 

Apenas tres horas después, cuando la luz empezaba a ser brillante en la calle, me despertó girándose hacia mí y dejándome sentir su sexo, de nuevo listo para la batalla, contra mi trasero. Y su mano, colándose entre mis muslos buscando mi humedad, que no sabría decir si se había activado al primer contacto, o si se había mantenido así toda la noche...

 

Y esta vez su propuesta fue empezar a probar algunos de los juguetitos que había traído para mí: me enseñó cada uno y su funcionamiento, para que fuera yo quien decidiera si quería o no usarlos... Y en aquel momento yo ya tenía claro que probaría cualquier cosa que me ofreciera, que confiaba en su experiencia y su maestría, y que su interés por darme placer incluso sobre el suyo propio, me dejaba claro que no me propondría nada que no me fuera a gustar...

 

Volver a caer el los brazos de Morfeo tras un nuevo éxtasis y dejarle dormir tranquilamente mientras le miraba, con cara de relax absoluto y tan cómodo como si estuviera en casa...

 

Así pasó el tiempo hasta la hora de comer, en el sofá de nuevo, charlando y riendo hasta que su mirada cambió, se llenó de deseo, y se abalanzó sobre mí para empezar de nuevo... y yo, que no podía imaginar lo que me esperaba cuando se colocó sobre mí, tumbada boca abajo, y empezó a acariciarme y frotarse contra mí, sintiendo su cuerpo sobre el mío, su excitación creciendo... cuando le sentí entrar en mí y quedarse ahí... para siempre. O no para siempre, pero sí el tiempo suficiente como para provocarme diez orgasmos, uno tras otro, sin salir de mí, susurrando a mi oído que íbamos a por uno más, cuando yo ya empezaba a perder el sentido, cuando ya no podía ni oír lo que me decía, y me contradecía cuando le pedía que parara, él me decía si quería mas, y yo le decía que sí... cuando mi mente estaba nublada y sólo podía sentir y sentir...

 

Notaba todo mi cuerpo temblar, había perdido el control sobre él, y ahora era aquel chaval quien lo controlaba a su antojo...

 

Y cuando parecía haber quedado satisfecho haciéndome tocar diez veces el cielo, tras una tregua de apenas unos minutos, le puse en bandeja el acceso a mi esfínter y le dejé que lo estimulara y lo preparara para él... algo que hizo con facilidad y que me llevó otras tres veces al cielo, aparte de mil sensaciones mas mezcladas que no podría describir, cuando ya sentía todo como un orgasmo continuo con cambios de intensidad.

 

Y sumando que fue capaz de llevarme al éxtasis más absoluto de nuevo, tan solo introduciendo muy lentamente sus dedos en mi sexo, y una vez más, quizá la más intensa debido a la energía acumulada, al retirarlos... un orgasmo brutal mientras sentía sus dedos salir de mí muy despacio... y uno más lamiendo mi clítoris y soplando sobre él, y yo ya no podía más, mi cuerpo temblaba, tenía espasmos y contracciones todo el tiempo, mi mente estaba como desconectada del mundo real, mis manos hormigueaban de la tensión acumulada...

 

Y me cogió de la mano para ayudarme a ponerme en pié y llevarme a la cama y así poder descansar de semejante explosión de sensaciones... cuando además , yo misma le había “advertido” que no podría hacerme tener varios orgasmos seguidos, cuando le había “advertido” que no podría hacerme llegar a clímax con un anal... Y toda mi lógica quedó borrada por él.

 

Volver a la cama y descansar... para un rato después volver a empezar, y vivir una de la experiencias más intensas de mi vida, cuando sacó un complemento a las muñequeras, que me colocó, y lo puso sobre el borde superior de la puerta... y me ató a él, dejándome allí, con los brazos en alto sobre mi cabeza, totalmente estirada, a su merced, dedicando su lengua y sus dedos a mi sexo, y llevándome de nuevo al más absoluto placer.

 

Llevándome de nuevo a la cama, sacando una cuerda morada muy suave, y preguntándome si quería probar el “bondage”... Y yo, ya rendida a él, le dije que sí, y con las muñequeras aún puestas y enlazadas, me hizo poner de rodillas sobre el colchón y fue colocándome la cuerda alrededor del cuerpo, para después colocarme a cuatro patas y agarrar de la parte trasera de la misma, mientras entraba en mí una y otra vez, acompañando sus embestidas por azotes en mi trasero y besos en mi espalda, que me hacían gemir de puro placer, y para después incorporarme, girarme al espejo, y contemplar mi reflejo en él, con la cuerda rodeando mi cuerpo, mis muñecas enlazadas y él detrás de mi mientras introducía sus manos en mi sexo una vez más...

 

Ya no podía pensar, no sabía qué hora era, no me importaba, no sabía si tenía sed, hambre... me sentía cansada pero llena de energía, respondía como un resorte a sus peticiones, mantenía su ritmo y me excitaba verle tan activo...

 

Y tras la cena, cuando ya habíamos decidido dar por finalizado el día y que cada uno dormiría en su casa, me miró a los ojos y me dijo: “no creas que voy a irme sin follarte una vez más”...

 

Y entregada a sus deseos, le dejé de nuevo llevarme al clímax múltiple de la tarde, mientras temblaba sin descanso, mientras le dejaba hacer, mientras le sentía sobre mí hablándome, preguntándome si me gustaba, preguntándole si le gustaba a él, pidiendo más... para finalizar con tan embriaguez que mi cuerpo, abandonado a al placer, actuaba sin control pidiendo más y más...  

 

LABIOSGLOSS.-

1 comentario

FallAngel -

Interesante relato, ese tipo parece que sabe lo que se hace... ¿Habrá segunda parte? ;)