Blogia
LABIOSGLOSS

CONTACTO

CONTACTO

 

Estamos trabajando y sin embargo no puedo dejar de recorrer tu cuerpo con mi mirada.

Me descubro a mí misma siguiendo el contorno de tu trasero enfundado en los vaqueros, viendo cómo asoma apenas tu ropa interior sobre la cinturilla al inclinarte… cómo tus músculos se distinguen a través de tu camiseta, y cómo tus brazos se tensan y relajan…

Aprovecho para mirar tu perfil mientras estás ocupado y no me ves… y sonrío por dentro. Me da tanto placer hacerlo… mirarte sin que seas consciente de ello, recrearme en tus contornos, en tus expresiones, en tu intimidad…

De pronto nos quedamos solos, y cuando por fin te giras hacia mí, veo cómo tus ojos recorren mi rostro, bajan a mi escote y se pasean por él…  noto cómo me tiemblan las rodillas, cómo me humedece  verte mirarme de esa forma…  Siento tantísimo placer en ese momento…

Y cuando tus ojos regresan a mi rostro, se dirigen a mis ojos, y se quedan ahí, tus ojos contra los míos, y no hay sonrisas, sólo expectación, ambos con los labios ligeramente entreabiertos y ninguna palabra esperando ser pronunciada.

Mi mente va a mil al tiempo que el mundo se detiene. Casi puedo sentir mi respiración, agitada, como única banda sonora de ese momento.

Tu mano se posa en mi hombro, y no es un roce de pasada, es una caricia estática que  mantienes ahí durante un rato… casi noto que lo haces para “acercarnos”, para romper la tensión de las miradas, un gesto amistoso y cercano, por hacer algo que no sea sólo derretirnos el uno en los ojos del otro…

La piel de tu mano calienta mi hombro. Ni siquiera la tela del vestido que lo cubre lo atenúa. Noto electricidad pasando de tu mano a mi cuerpo. No quiero que cese el contacto, no muevas tu mano, déjame grabar esa sensación en mi cerebro para poder recrearla después tanta veces como necesite.

Porque es necesidad de ese contacto lo que tengo.

La magia de ese instante se desvanece si entra alguna otra persona en escena, rompiendo la magia de ese mundo en el que sólo estábamos tú y yo…

Y en el momento de despedirnos, resulta imposible hacerlo de forma distante y mecánica… ya no nos sale. Necesitamos ese contacto antes de marcharnos. Casi frente a frente, quedas ligeramente a mi derecha, y al iniciar el camino, pasando a tu lado, es mi mano la que busca el contacto, y no me sirve cualquier zona de tu cuerpo, no quiero poner mi mano sobre tu camiseta, necesito que sea contacto directo con tu piel. Me giro ligeramente hacia ti, mientras pasas a mi derecha, también ligeramente volcado hacia mí. Y mi mano contacta con tu piel, mientras que, oh sorpresa, tú haces lo mismo conmigo. La distancia “de seguridad” ha desaparecido. Pasamos uno al lado del otro rozándonos casi costado con costado, y buscando ese contacto adicional con las manos en el brazo del contrario. Un contacto que ya no es un simple “posado” sobre la piel del otro, sino que se impregna de un leve movimiento, convirtiéndolo en caricia.

¿Eso ha sido un abrazo? ¿Un abrazo disfrazado de despedida? ¿Una caricia vestida de despedida? ¿En el trabajo? ¿En público? ¿Ya no podemos ni siquiera contener ese deseo de intimidad?

Apenas han sido cinco segundos y no puedo respirar. Estoy tan extasiada que mi garganta se seca, mis ojos no parpadean, mis músculos están tensos y expectantes, deseando más. No lo esperaba, no esperaba la reciprocidad de tu cuasi abrazo, de esa leve caricia uno contra el otro… Me ha resultado tan sorprendente el “baile” que hemos mantenido uno con el otro, que me cuesta procesarlo.

No, no es mi imaginación… no tenemos ese tipo de contacto con nadie más… Si hay un abrazo entre amigos o compañeros, se palpa que  el ambiente distendido, las bromas, causan ese acercamiento. En nuestro caso, en la intimidad, la ansiedad por ese leve roce, la excitación, la que nos empuja a acercarnos… no hay sonrisas, hay tensión, hay expectación, hay dudas y contención…

Esa contención me está matando. Porque me hace acumular más y más deseo, pero no sé cuánto más podré aguantar. Y lo intento, porque esa acumulación de tensión me hace estar permanentemente excitada, y esa adrenalina me mantiene “eléctrica” todo el día.

Me mantiene llena de vida.

Labisosgloss.-

 

1 comentario

Runaway -

Me encanta como logras plasmar la tensión sexual...yo estoy viviendo esto mismo con mi jefe, llevamos casi un año de tensión que cada vez va a mayor y no sé si vamos a aguantar mucho más. Es curioso como te fijas en las mismas cosas que yo...su mirada, perderse en su quijada, los labios entreabiertos, los roces...
me encantó leerte!!!